domingo, 20 de febrero de 2011

DESDE MI VENTANA


"Cuando evoqué la noche de (...)., traje a colación la archiconocida ecuación de uno de los primeros capítulos de la matemática existencial: el grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido. Pueden deducirse varios corolarios de esta ecuación, por ejemplo este: nuestra época se entrega al demonio de la velocidad y por eso se olvida tan fácilmente a sí misma. Ahora bien, prefiero invertir esta afirmación y decir: nuestra época está obsesionada por el deseo de olvidar y, para realizar ese deseo, se entrega al demonio de la velocidad; que está harta de sí misma; asqueada de sí misma;  que quiere apagar la temblorosa llamita de la memoria"

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